“Las cosas que nunca te dije se han quedado atrapadas en mi pecho. Y me miento a mí misma cuando me repito que es porque podrías malinterpretarlas, o que te darían una esperanza vana y vacía de significado. Me engaño cuando me convenzo de que no las siento, de que es el momento y que las emociones afloran como una enredadera, que se cuela por todas partes y trepa por cada centímetro de mi piel.
Las cosas que nunca te dije desgarran mi garganta y crean un nudo que solo las lágrimas consiguen aflojar. Mi voz se agobia entre silencios que yo misma me impongo, asustada, no, aterrorizada, de que si las pongo en palabras se conviertan en algo real, casi tangible.
Las cosas que nunca te dije se fueron de tu lado cabizbajas y con paso firme, temiendo que si las mirabas a los ojos, las adivinarías. Se esconden también de mí y yo no puedo evitar esconderme de ellas. Esperan intranquilas a que por fin acopie las fuerzas para acogerlas y hacerlas mías, pero yo sigo temblando y parece que me dejé el valor olvidado en aquellas vías de tren.
Las cosas que nunca te dije se han vestido de ignorancia para poder pasar desapercibidas y así dolerme un poco menos. Y aún sabiendo que lo sé, sigo prefiriendo no saberlo.
Me da miedo ponerle nombre a lo que siento y a todas esas cosas que nunca te dije. Porque decirte que echo de menos verte sonreír, que tu mirada está clavada en el fondo de mi retina, que no existe el día en el que sea mínimamente capaz de olvidarte y que por verte feliz arrasaría yo misma todas las fronteras… No, no puedo decírtelo. No puedo decírmelo.”
Inspirada en la canción “Las cosas que nunca te dije” de mi querido Mundo Chillón y en a esa persona, a quien tantas cosas quedaron sin decir…
Raquel.
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